domingo, 10 de mayo de 2009

EFECTO INVERNADERO

Efecto invernadero

Se denomina efecto invernadero al fenómeno por el cual determinados gases, que son componentes de la atmósfera planetaria, retienen parte de la energía que el suelo emite por haber sido calentado por la radiación solar. Afecta a todos los cuerpos planetarios dotados de atmósfera. De acuerdo con el actual consenso científico, el efecto invernadero se está viendo acentuado en la Tierra por la emisión de ciertos gases, como el dióxido de carbono y el metano, debida a la actividad económica humana.

Gases de efecto invernadero y actividad industrial

Los denominados gases de efecto invernadero o gases invernadero, responsables del efecto descrito, son:

§  Vapor de agua (H2O).

§  Dióxido de carbono (CO2).

§  Metano (CH4).

§  Óxidos de nitrógeno (NOx).

§  Ozono (O3).

§  Clorofluorocarbonos (CFCl3).

Si bien todos ellos (salvo los CFCs) son naturales, en tanto que ya existían en la atmósfera antes de la aparición del hombre, desde la Revolución industrial y debido principalmente al uso intensivo de los combustibles fósiles en las actividades industriales y el transporte, se han producido sensibles incrementos en las cantidades de óxidos de nitrógeno y dióxido de carbono emitidas a la atmósfera, con el agravante de que otras actividades humanas, como la deforestación, han limitado la capacidad regenerativa de la atmósfera para eliminar el dióxido de carbono, principal responsable del efecto invernadero.

Estos cambios causan un paulatino incremento de la temperatura terrestre, el llamado cambio climático o calentamiento global que, a su vez, es origen de otros problemas ambientales:

§  Desertización y sequías, que causan hambrunas

§  Deforestación, que aumenta aún más el cambio

§  Inundaciones

§  Fusión de los casquetes polares y otros glaciares, que causa un ascenso del nivel del mar, sumergiendo zonas costeras.3 Sólo influye en dicha variación el hielo apoyado en suelo firme, ya que el hielo que flota en el mar no aumenta el nivel del agua.

§  Destrucción de ecosistemas

§  Además, el efecto invernadero es uno de los principales factores que provocan el calentamiento global de la Tierra, debido a la acumulación de los llamados gases invernadero CO2, H2O, O3, CH4 y CFCs en la atmósfera.

LA AGRICULTURA

La conclusión más importante es el hecho de que la agricultura tiene un elevado potencial para pasar de ser uno de los mayores productores de Gases Efecto Invernadero (GEI) a un sumidero neto de carbono.
La agricultura industrial basada en un uso intensivo de químicos degrada el suelo y destruye los recursos que son fundamentales para la fijación de carbono, como los bosques y el resto de ecosistemas. 

Las mayores emisiones directas de la agricultura se deben al abuso de fertilizantes, a la destrucción de ecosistemas para obtención de nuevas tierras, a la degradación de los suelos y al modelo de ganadería intensiva. 
Más del 50% de todos los fertilizantes aplicados a los suelos se dispersa en el aire o acaba en los cursos de agua. Uno de los GEI más potentes es el óxido nitroso (N2O), con un potencial de producción de calentamiento global unas 296 veces mayor que el CO2. 

El empleo masivo de fertilizantes y las emisiones resultantes de N2O representan el mayor porcentaje de contribución agraria al cambio climático: el equivalente a 2,1 mil millones de toneladas de CO2 cada año. 

Además, la producción de fertilizantes suma otros 410 millones de toneladas equivalentes de CO2.

La segunda mayor fuente de emisiones agrícolas es la ganadería. Al digerir los alimentos, los animales producen grandes cantidades de metano, un potente GEI. 

De mantenerse el actual aumento de consumo de carne, las emisiones de metano seguirán creciendo y lo harán durante las próximas décadas. La tala de ecosistemnas forestales para obtener nuevas tierras para pastoreo o producción de cosechas para alimentación humana o uso industrial elimina sumideros de carbono fundamentales -plantas y suelos que absorben carbono atmosférico- e incrementa el calentamiento global. 

El informe detalla soluciones como las prácticas agrarias sostenibles que fijan carbono en el suelo, la reducción del uso de fertilizantes o la reducción del consumo de carne y derivados animales en los países desarrollados.

MEDIDAS

La clave está en el uso extensivo de energías renovables, en lugar de las basadas en el carbón y el petróleo y la nuclear, y en un uso más inteligente de la energía para conseguir reducir a la mitad las emisiones responsables del efecto invernadero y del calentamiento del planeta. Para ello, es necesario que los Gobiernos apuesten decididamente por las renovables y acaben con las subvenciones a las energías fósiles e introducir el principio de ‘quien contamina paga’.

Se trata de usar más eficientemente la energía: buenos aislamientos o ventilaciones que ayuden a ahorrar en calefacción y aire acondicionado, un buen uso de la electricidad (con electrodomésticos eficientes y luces de bajo consumo), apagar completamente los aparatos para que no gasten energía los pilotos de standby (en espera), instalación de reductores de caudal en los grifos que, además del ahorro de agua que suponen, contribuyen a que se gaste menos electricidad o gas por parte de las calderas.

PROTOCOLO

El Protocolo de Kyoto se adoptó en la COP3 en Kyoto en 1997, pero en los años siguientes los detalles de dicho protocolo fueron objeto de un debate político intenso. En la COP7 de Marrakech, en 2001, se determinaron los detalles del protocolo, pero varios países de la CMCC, encabezados por EE.UU., rechazaron el protocolo por completo. Durante mucho tiempo, se pensó que el protocolo nunca llegaría a entrar en vigor. Para ello, al menos 55 países que hubieran ratificado la CMCC debían ratificar el protocolo. Estos países, en conjunto, debían representar al menos 55% de los países industrializados. El 16 de febrero de 2005 se alcanzó el nivel de apoyo necesario para adoptar el protocolo y hoy en día 182 países lo han aceptado.

Al contrario que la CMCC, el Protocolo de Kyoto establece objetivos vinculantes. Según las condiciones del protocolo, 37 países industrializados, junto con la totalidad de la Unión Europea, se comprometen a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un promedio del cinco por ciento respecto a 1990. La UE debe reducir sus emisiones en un ocho por ciento respecto a 1990. Dinamarca será el país que más sufrirá, junto con Alemania y Luxemburgo, ya que deben reducir sus emisiones en un 21% respecto a 1990. Los objetivos son aplicables de 2008 a 2012 y el protocolo se aplica a las emisiones de seis GEI: CO2, metano, óxido nitroso y tres tipos de gases industriales: hexafluoruro de azufre, hidrofluorocarbonos (HFC) y perfluorocarbonos (PFC). Para facilitar los cálculos, el dióxido de carbono se utiliza como estándar (CO2) y el resto de gases se convierten en sus equivalentes de CO2.

Los 37 países deben reducir sus emisiones de CO2 por medio de iniciativas nacionales, pero también pueden emplear los mecanismos de flexibilidad del protocolo.

 

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